sábado, 22 de noviembre de 2008

"El coyuyo" de Héctor Ayala - Escuela de Guitarra nº 85

Heinrich Neuhaus
El coyuyo
A partir de hoy, os iré anunciando las obras que voy grabando para la revista Acordes, así como lo que vayamos trabajando en mi sección "Escuela de Guitarra".

En el último número que tenéis disponible (os recuerdo que es posible pedir los números atrasados aquí), comparto con vosotros algunas reflexiones sobre la interpretación musical, a partir de mi trabajo de suficiencia investigadora en la Universidad. Y es que, como dijo Heinrich Neuhaus: “Todo el mundo sabe tocar, pero pocos saben interpretar”.

En los vídeos, la obra escogida, petición de un lector argentino, fue compuesta por Héctor Ayala, guitarrista y compositor también argentino que comenzó tocando tango en la orquesta de Roberto Grela y que formó parte de los llamados "Escuadrones de Guitarra" de Abel Fleury.

Se titula "El coyuyo". El coyuyo es un insecto muy pequeño que vive en Argentina y de vida muy corta. Según II.
Según creencia generalizada en la provincia de Córdoba (Argentina), el canto del coyuyo (cigarra o chicharra) hace madurar la algarroba. El coyuyo comienza a cantar en diciembre cuando las vainas ya han llegado a su completo desarrollo. Entonces, su estridente concierto se prolonga desde el alba hasta el anochecer, llegando a hacerse ensordecedor en las horas de mayor calor.
Hay paisanos que aseguran conocer por el canto del coyuyo el grado de madurez de la algarroba, y si la cosecha resultará buena o mala. Creen además que la persistencia del canto se debe a la borrachera del coyuyo, que mientras canta absorbe el elixir del sagrado árbol.
Recogida la algarroba, el coyuyo desaparece misteriosamente hasta la próxima fructificación. Lo que los paisanos se niegan a creer es que el coyuyo inverrna bajo la tierra. Sostienen simplemente que "nadie sabe dónde va", como tratándose de algo misterioso, cuya aclaración no debe buscarse.Algunos ven esto con romanticismo. Dice por ejemplo Coluccio: "Realmente digna de escucharse es la " sinfonía" de los algarrobales. Especial agasajo brindan los montañeses a ese insecto.(...)". Y es que su alimentación , su "fortuna", dependen de este árbol generoso. La superstición asegura que si una mano malévola priva a los coyuyos de libertad, la producción de algarroba será pobre... "Su guitarrear monótomo alegra a los serranos". Pero otra es la visión de la copla: "Déjate de cantar chicharra, que me estás atormentando.Andá cantale a tu abuela, decile que yo te mando". Debido a su tono poético, vale la pena reproducir otra versión de esta creencia de asociación entre el canto del coyuyo y la maduración de la algarroba: Cuando llega el estío, los algarrobos se cubren de frutos crecidos y curvos, y aparece el coyuyo haciendo madurar las anchas vainas con su estridencia monótona. "Canta y canta en las horas luminosas, y sólo se calla cuando la luz de la noche despierta a las estrellas y a los grillos. Ama el calor del sol; se desespereza con los primeros rayos que mojan de luz el árbol padre; templa su instrumento y comienza a cantar. No calla ni en las siestas rubias ni en los atardeceres morados. Por el contrario, canta y canta en estas horas de silencio y de melancolía, y hace más honda la soledad y la tristeza del apagado día. "Y el algarrobo madura en vainas rubias de miel. Si la estridencia del coyuyo es persistente e ininterrumpida, para el campesino es augurio de abundante cosecha; y si entona cortado y sin continuidad, la algarroba será escasa y flaca. Pero todo acaba también para la cigarra.
Ya maduras y cosechadas las vainas, el coyuyo enmudece. Cuando llegan los primeros vientos del sur, deja su caparazón en la corteza rugosa y se oculta en la tierra hasta el año siguiente. "Y el árbol padre queda solo, sin el canto del coyuyo y sin vainas doradas".

Esta curiosa información la tenéis en esta página.